martes, 24 de septiembre de 2013

La carta

En el buzón de Monito apareció una carta, un sobre morado brillante, con lacre rojo y unas letras preciosas que decían:

"Para Monito y Niña Gigante"

Monito lo miraba encantado e intrigado, nervioso por saber de que se trataba, pero esperaba a Niña Gigante para abrirlo y leer juntos, por fin, qué decía la misteriosa carta.

No tardó en llegar Niña Gigante, con su sonrisa grandota y sus piernas largas largas, Monito hizo una cabriola en le aire y gritó:

-Tenemos una cartaaaaaa, corre ven ¡¡vamos a abrirla!!

Abrieron el sobre con mucho cuidado y de dentro salió una preciosa postal, con letras doradas que decían:

"Queridos amigos, mamá Osa acaba de tener tres preciosos ositos y queremos invitaros a la fiesta que daremos en su honor.

La fiesta será el próximo sábado y como la guarida de la Osa está muy bien escondida os enviamos un plano para poder encontrarla ¡¡nos vemos el sábado amiguitos!!"

Monito y Niña Gigante estaban emocionados mirando el mapa, imaginando a los oseznos y pensando en los pasteles y tartas de miel que habría en la fiesta, porque todos sabemos que a los osos les encanta la miel y a nuestros amiguitos también.

Niña Gigante dijo de pronto:

-tendremos que llevarles un regalo, algo para que jueguen los ositos, algo bonito y divertido, ummmmmmmmmm, tenemos que pensar, ummmmmmmmmmmm, no se me ocurre nada ummmmmmm ¡¡¡¡Monito piensa algo!!!!

Monito se sentó en su ramita preferida, de su árbol preferido, era su rincón de pensar y allí se quedó toda la noche pensando y pensando.

Monito y su Niña Gigante corriendo a la charca donde los oseznos ya chapotean
De pronto sus ojillos se iluminaron, sus patitas se estiraron y sus orejas se pusieron bien levantadas, había tenido una idea genial. Les prepararían un gran charco de barro delante de su guarida, sería muy divertido y los ositos pasarían allí tardes enteras jugando, la verdad es que era una idea fantástica.

A Niña gigante le encantó el regalo, por supuesto, y se pusieron manos a la obra, llamarón  al mejor constructor de charcos de barro de todo el bosque, el Sr. Tejón, tenía unas garras fuertes con las que excavaba a gran velocidad y en un abrir y cerrar de ojos estuvo el charco excavado, pero ohhhhhh algo se les había pasado en su estupendo plan, no tenían agua y sin agua no hay barro.

¡¡¡Que problema!!! tenían un gran agujero en el jardín de la señora Osa, pero ni una gota de barro.

-Esto es terrible Monito, decía Niña Gigante, un agujero no es divertido y encima es peligroso, un osito podría caerse dentro y hacerse daño, qué vamos a hacer Monito, piensa algo rápido.

Monito corrió a sentarse en su ramita de pensar y allí se quedó horas y horas ¡¡¡pensando y pensando!!!
De pronto sus ojillos se iluminaron, de nuevo, sus patitas se estiraron, de nuevo, y sus orejas se pusieron bien levantadas, de nuevo, había tenido otra idea genial.

Hablaría con sus amigas las Hadas de la Naturaleza ¡¡el Hada de los ríos hace brotar agua en cualquier parte del bosque!! ella nos ayudará...

Fueron corriendo a buscarla y le explicaron su problema, Hada de los ríos los tranquilizó:

-No os preocupeis iré ahora mismo hasta la guarida de Osa y llenaré de agua vuestro charco.

El Hada de los ríos movió su barita mágica y enseguida apareció su libélula voladora para llevarla hasta la cueva de los oseznos.

Por fin llegó el sábado, Monito y Niña Gigante se pusieron muy elegantes para la fiesta, por el camino recogieron moras silvestres para regalar a señora Osa y cuando apenas faltaban unos metros para llegar a la cueva, comenzaron a oír risas y chapoteos, abrieron mucho los ojos y los oídos y una gran sonrisa iluminó sus caras, eran los oseznos disfrutando de su precioso charco de barro, estaban felices revolcándose, riendo y jugando con el barro.

Monito y Niña Gigante  rieron felices, habían preparado un regalo genial, ahora solo faltaba probar el enorme charco de barro.

-Correeeeee Monito, dame la mano y nos tiramos en plancha.......... CHOFFFFFFFFFFFFFFF

lunes, 12 de agosto de 2013

Monito no está (2)

Niña Gigante estaba sentada bajo un árbol, a la sombra, rodeada de todas las flores de mil o dos mil colores que había recogido durante tanto tiempo para dar una sorpresa a Monito. Sentada bajo un árbol y algo preocupada, bueno, bastante preocupada, nunca nunca nunca jamás le había pasado eso con su amiguito, nunca antes, y era muy muy raro. Niña Gigante estaba segura de que algo había tenido que pasar. Lo que no sospechaba era lo que le había pasado a Monito.

Abrió el tarro dorado de miel dorada que llevaba bajo el brazo para las meriendas con su amiguito, y untó un dedo en la miel para empezar a comer, cuando ¡¡¡de repente!!!

- ¡Los gnomos! - gritó emocionada - ¡¡¡los gnomos, los gnomos!!! claro, claro Niña Gigante - se decía a si misma - claro Niña Gigante ¿para qué tengo mi cabecita? ¿cómo no se me había ocurrido antes? claro, claro, claro ¡nuestros amigos los gnomos! a los que les gusta tanto la miel, claro, recuerdo que conocimos una pareja de gnomos que eran unos gnomos muy muy muy amigos, gnomo y gnoma, que tenían una agencia de detectives, ellos sabrán, ellos sabrán qué ha pasado con Monito, ¡¡¡claro!!!

No tardó ni un solo segundo en subir a un tren y buscar a los gnomos detectives, llevando una mochila con tarros de miel para poder pagarles. La agencia se llamaba "J y J: resolvemos todo" y no pasó mucho tiempo hasta que la encontró, tenía una pizarra enorme en la puerta, una pizarra donde los clientes iban escribiendo sus dudas y casos para que ellos pudieran resolverlos, pero esta vez Niña Gigante necesitaba verlos al momento, el caso de Monito era urgentísimo, así que llamó a la puerta y sin esperar entró en la agencia, nerviosa como estaba.

La parejita de gnomos casi se cae de culo del susto al ver entrar a Niña Gigante de esa manera, y a punto estuvieron de echarla a la calle, hasta que vieron que llevaba una mochila por la que asomaba la tapa de un tarro de miel. Así que se presentaron y preguntaron:

- Buenas tardes muchacha, imagino que sabes a donde vienes, somos Joss y Joan, detectives privados, y por la cara que traes de preocupación, creo que tienes un problema entre manos, y unos cuantos tarros de miel.

- Hola, hola, perdón, perdón por entrar de esta manera - farfullaba casi Niña Gigante, que apenas solía farfullar - pero es que estoy preocupadísima, preocupadísima - casi se le salían las lágrimas a la pobre - resulta que mi amigo, mi amiguito Monito, ha desaparecido, y no suele desaparecer nunca, siempre me dice dónde va, de dónde viene, siempre me está esperando, siempre lo tengo a mi lado, y llevo toooooodo el día sin verle, tooooodo el día sin saber de él, y no sé qué pasa, seguro le ocurrió algo muy malo, o no, pero algo le ocurrió seguro, y - siguió y siguió Niña Gigante.

Joan, que era una gnoma muy tranquila, le dijo con palabras de calma a Niña Gigante: 

- No te preocupes Niña Gigante, sea lo que sea lo que ha pasado, Joss y yo, le encontraremos, y además, te diré una cosa, seguro que no ha ocurrido nada, seguro que es una tontería, que se ha despistado, o que se ha quedado dormido, pero seguro seguro que no ha pasado nada, venga, vamos a buscarlo, ven con nosotros.

Niña Gigante con la ayuda de J&J encuentran a Monito
Joan y Joss cogieron dos lupas enoorrrrrmes para buscar rastros de Monito en el bosque, no sin antes haber guardado en un gran armario todos los tarros de miel que Niña Gigante había llevado. Caminaban los tres mirando el suelo, mirando los árboles y los ríos que se cruzaban en el camino, cuando de repente:

- ¡¡¡Aha!!!! - gritó Joss - ¡¡¡Aha, aha, aha!!! - volvió a gritar.

- Hummmm - dijo Joan - hummmmm, hummmmmm, hummmm, creo que es una pista, sí, sí, definitivamente es una pista, seguro.

- ¿Qué pasa? ¿qué pasa? ¿qué visteis? ¿lo habéis encontrado? ¿qué es lo que pasa? - Niña Gigante se estaba poniendo muy nerviosa porque los dos gnomos nada decían aparte de aha y hummm, y ella quería saber algo de su amiguito cuanto antes.

- Mira Niña Gigante - le explicó Joss - ¿qué es lo que ves justo aquí? - dijo señalando con un dedo detrás de la raíz de un árbol muy muy grande.

- Pues no veo nada, nada, de nada, hierba, flores de colores, una rana que acaba de dar un salto, una libélula de muchos colores, una cáscara de plátano... ¿Una cáscara de plátano? hummmmmmmm Monitooooooooooooooooo - comenzó casi a reir Niña Gigante, que se encontraba entre feliz y enfadada - Monitooooooooooooo - empezó a llamar.

Siguieron el rastro de cáscaras de plátano durante más de una hora, y cada vez encontraron más y más y muchas más, hasta que dieron con un montón de cáscaras encima de la hierba, no muy lejos de donde Niña Gigante había estado recogiendo flores durante todo el día. 

Monito estaba justo al lado de la montaña de cáscaras de plátano, tumbado sobre su espalda y con una tripita tres veces más grande de lo que Niña Gigante recordaba, no era una tripita, era una señora tripa, y parecía dormido, dormido como un lirón, dormido como un Monito empachado.

Así que Joan y Joss, que aparte de ser unos magníficos detectives, sabían de pócimas y pociones y medicinas, sacaron de sus pequeñas mochilas un botecito con un líquido de color verde y lo acercaron a los labios de Monito, explicando a Niña Gigante que ese líquido aliviaría el dolor de tripas que seguramente tendría Monito al despertar, y que además le ayudaría a despertar.

- Muchas, muchas, muchísimas gracias a los dos, muchísimas gracias, no sabéis cómo lo agradezco, Monito es mi amiguito del alma, mi otra mitad y estaba muy muy preocupada por él, muy preocupada, y miradlo, despertándose casi sin poder hablar de lo empachado de plátanos que está. 

- No te preocupes Niña Gigante, ha sido un placer ayudarte, además, nos has pagado de sobra con tanto tarro de miel.

Joan y Joss se despidieron de ambos, bueno, de Niña Gigante, porque Monito estaba demasiado empachado para hablar y sólo podía mirar con cara de circunstancias a su amiguita, como pidiendo perdón, mientras los gnomos y Niña Gigante tenían que hacer esfuerzos para aguantarse la risa.

Dedicado a esa pareja loca que nos hizo un regalo tan especial, mil gracias!!!


lunes, 29 de julio de 2013

Monito no está (1)

- Monito, Monito!!! - llamaba Niña Gigante a su amiguito - Monito ¿dónde te has metido, Monito?

Monito no respondía, y eso era algo raro, porque Monito siempre estaba; si una cosa podía decir Niña Gigante de Monito, es que siempre lo tenía a su lado en cuanto lo llamaba, nunca tardaba en oírlo saltar entre las ramas de los árboles más altos, nunca más de medio segundo, antes de oírlo reír y gritar con su voz de Monito: -Niña Giganteeeee, Niña Giganteeeee, aquí estoyyyyyyyyy, buenos díaaaaaasssssss!!!

Pero esta vez Monito no había acudido, y eso era muy raro en él, nunca le había pasado antes, así que se sentó en una piedra cerca de un prado lleno de flores de mil colores, y decidió que era una buena idea recoger unas pocas, para dar una bonita sorpresa a Monito en cuanto llegara, pero era extraño, no sabía cuándo llegaría, si pronto, o si un poco más tarde, nunca había tenido que esperarle.

Niña Gigante empezó a coger flores, de todas las clases, grandes, pequeñas, de color amarillo, de las que tienen motas de color violeta y de las blancas, recogió alguna rosa que vió subiendo por un árbol, y también recogió unas pocas orquídeas preciosas. Recogía flores aquí y allá, y para cuando quiso darse cuenta, llevaba un hermoso ramo, muy hermoso, enorme, tanto que tuvo que dejarlo sobre una piedra.

En cuanto dejó las flores sobre la piedra, miró al cielo, y vió que el Sol se había movido mucho, con la sonrisa en la cara, se había ido moviendo hasta casi estar arriba del todo, y eso quería decir que había pasado mucho tiempo desde que había empezado a recoger flores, pero mucho mucho, y Monito seguía sin venir.

Niña Gigante recoge flores y más flores mientras llama a Monito.
- Monitooooooo, Monitoooooooo ¿estás por ahíiiii? Monitooooooo - llamó algo más extrañada y un poco preocupada Niña Gigante, claro, nunca había estado esperando así, y se empezó a hacer algunas preguntas - Monitoooooooo, si es una broma sal, de verdad, Monitooooo, que quiero que vayamos a jugar a la playita de ramas, donde se pueden hacer cabañas de madera y castillos de arena.

Pero Monito no aparecía por ninguna parte, ni se le oía, tan sólo se podía oír el ruido del río, las golondrinas piando en el cielo, las ranas croando no muy lejos, pero nada de la voz de Monito, era raro ¿y si le había pasado algo? ¿y si se había perdido? no no, eso era imposible, Monito conocía muy bien todo eso ¿y si se había caído a un agujero y no podía salir? no no, tampoco, Monito era un trepador magnífico ¿pero y si se había torcido una patita? Niña Gigante estaba empezando a preocuparse un poco más, tanto que incluso pensó en Caragato.

- Monitoooooooo, dime algooooo, contesta Monitoooooo ¿estás por ahí? Monitoooooo - Niña Gigante no sabía muy bien qué hacer ni dónde ir a buscarlo - Monitoooooo - la cara de Niña Gigante tenía los ojos muy muy abiertos, por un momento se sentía sola, y no le gustaba sentirse así de sola.

Niña Gigante decidió que lo mejor que podía hacer era seguir recogiendo flores, porque seguramente su amiguito estaría ocupado, preparando una fiesta sorpresa, o tal vez se había quedado dormido a la sombra de un árbol, al fin y al cabo era un día de mucho calor, o quizás sólo se había retrasado porque se entretuvo persiguiendo las hadas de las Estaciones, ahora que su rodilla ya estaba bien curada, así que eso hizo, seguir recogiendo flores para hacerle un precioso regalo a Monito.

Que raro era todo eso, seguía pensando Niña Gigante, que rarísimo que Monito no estuviese allá con ella, nunca nunca antes había faltado, que raro.

Las horas iban pasando poco a poco, Niña Gigante ya había preguntado a las ranas de la charca por Monito, a los topos, que ya sabemos que están casi ciegos, pero nunca se sabe, había preguntado a un León que pasaba por allá e incluso a las hadas de las estaciones, que se acercaron a recoger flores como ella, y la respuesta siempre fue la misma: - No, no he visto a Monito, ¿no está contigo? que cosa rara...

lunes, 22 de julio de 2013

Las niñas sirena

Niña gigante preparo cuidadosamente su cestito de la playa, llevaba una toalla de mil colores, una botella de agua, una crema para el sol y sus gafas de buceo, iba a buscar a Monito que la esperaba impaciente.

Se subieron al tren para llegar a la playa de sus nuevas amiguitas, las niñas sirena.

Las niñas sirena van al mismo colegio que niña gigante, un dia el patio del colegio se lleno de charcos pues había llovido durante tres horas seguidas. Todos los niños jugaban en el patio a saltar en los charcos, menos las niñas sirena que se quedaron en la clase mirando al patio desde la ventana, Niña gigante que es muy curiosa quiso saber porque no jugaban y entro corriendo a preguntarles.

-Porque no salís al patio- les preguntó intrigada.

-No podemos mojarnos respondio la mas pequeña, somos niñas sirena, si nos mojamos los pies nos convertimos en sirenas y aqui no hay suficiente agua para nadar.

-Ohhhhhhhh- exclamó Niña gigante abriendo los ojos como dos sandías, me encantaría veros nadar convertidas en sirenas. ¿Podré veros un dia, podré, podré, podré? porfaaaaaa

Asi fue como se hicieron amigas y en ese mismo momento invitaron a Niña gigante y Monito a ir a su Playa Secreta.

Pasaron meses hasta que llego el verano, pero por fin ya estaba aquí, había llegado el dia y Niña gigante y Monito iban ya en el vagón del tren con rumbo a Playa Secreta.

Para llegar a Playa Secreta tuvieron que atravesar un bosque, bajar un acantilado y pasar al lado de una plantación de cebolletas gigantes, nadie conocia la entrada de esa playa y Monito y Niña gigante juraron no revelar jamas ese secreto.

Monito, su Niña Gigante y las tres Niñas Sirena bucean y juegan mientras en la sombra...
Era una playa extraña y preciosa, de arena negra y fina, rodeada de altos acantilados y aguas cristalinas.
Monito es un gran nadador y fue el primero en meterse en el agua, le siguieron corriendo y saltando las niñas sirena y como no, Niña gigante con sus gafas de buceo, no queria perderse ni un solo detalle.

Al meter los pies en el agua,  las piernas de las niñas se transformaron el largas y brillantes colas de escamas, de un verde claro e intenso con franjas rosadas y amarillas.

Niña gigante y Monito se pusieron a aplaudir, porque nunca habian visto esos saltos y volteretas en el agua, las niñas sirena, se cruzaban en el agua a toda velocidad, sacaban sus colas y se impulsaban fuera del agua, daban saltos y desaparecian bajo el mar durante mucho rato...

-ES LO MAS BONITO QUE HE VISTO NUNCA......... - exclamó Monito con la boca abierta.

Las niñas se fueron nadando muy lejos, Monito y Niña gigante se quedaron jugando en la orilla.

En el acantilado a lo lejos les pareció ver una cueva,  Monito el aventurero le propuso a Niña gigante ir de expedición y antes de haberlo pensado un poco, ya estaban caminando hacia la cueva.

- Es muy pesado andar por la arena, se quejaba Monito

- Y está mucho más lejos de lo que habia pensado- secundó Niña gigante.

- Se acaba de ocultar el sol y empieza a estar sombrío, ¿no crees Monito?

- Ya estamos llegando, tranquila Niña gigante, exploraremos la cueva y será muy divertido

Niña gigante frunció el ceño- no sé, no sé.........

Llegaron a la entrada de la cueva, era mucho mas alta, mucho mas negra y mucho mas fría de lo que se habian imaginado, ya no se veía el sol y el agua del mar se volvió  oscura de repente, un aire helado salía de la cueva y a nuestros amigos les empezó a parecer que no había sido buena idea entrar en la cueva, estaba todo oscuro. Niña gigante empezo a temblar de frío y de miedo.

- Vamonos por favor Monito, me da mucho susto estar aquí.

Monito quiso hacerse el valiente

- Tranquila Niña Gigante, YO TE PROTEJO

En cuanto dijo esas palabras se oyó un chasquido siniestro y al fondo dos ojos verdes y azules se iluminaron en la oscuridad.

Monito y Niña gigante se miraron espantados y dijeron a la vez:

- ES EL AUTENTICO CARAGATOOOOOOOOOOOOOO

Corrían como locos con los brazos en alto hacia la salida, cruzaron unos metros de arena y se tiraron de cabeza al mar, nadaban y nadaban sin mirar atras, cuando de repente notaron que algo les agarraba los pies. Paralizados de miedo Monito empezo a gritar con los ojos cerrados y agitando los bracitos, hasta que oyo la risa de Niña gigante y las niñas sirena, que lo tenian sujeto por una patita.
Las niñas sirena habían aparecido justo en el momento preciso, habian asustado al Caragato y despues de rescatar a Niña gigante le habian gastado una broma a Monito.

-Tranquilo Monito, YO TE PROTEJO jajajajajajajaja- reía Niña gigante.



martes, 2 de julio de 2013

la herida

Niña gigante y Monito llevaban un tiempo jugando al pilla pilla, corriendo entre las piedras y los árboles, por encima de la hierba, con sus amigas las Hadas, que como tienen alas, no había manera de cogerlas.

- ¡¡¡Te la quedas Monitooooo!!! - gritó Niña gigante tan feliz, había atrapado al fin a su amiguito después de perseguirlo sin parar durante un montón de rato, unos diez o quince minutos, un montón.
Monito estaba rojo de cansado, había intentado todo para no dejar que Niña gigante le cogiera, hasta se había subido a las ramas de los árboles más altos, pero Niña gigante era gigante, muy alta, muy alta, y al final, en un momento que Monito pensó que la había despistado, allí apareció entre las ramas, para atraparlo.

-Te la quedas Monitooooo, te la quedas, te la quedas... - empezaron a cantar las hadas entre brillos y colorines que caían de sus alas - te la quedaaaaaaaassss, a que no nos cogeeeees.

- Jaaajajajajaja - se reía Niña gigante - no, no, no, no podrás con nosotras, no nos cogerás, correremos y volaremos rápido y no nos encontrarás.

Monito empezó a reirse, pero estaba un poco cansado, porque había corrido y saltado mucho antes, así que sin esperar mucho, contó hasta diez y empezó a correr detrás de sus amigas, rápido como el viento, rápido como un coche de carreras, pasando al lado de los árboles zoom, zoom, zoom, saltando entre las ramas, deprisa, muy deprisa, tanto tanto, que tenía cerquita cerquita al Hada del Verano, que se había entretenido mirando una flor Amarilla como su vestido.

Era su oportunidad, así que saltó fuerte fuerte hacia adelante pero con tan mala malísima suerte, que tropezó y fue a parar al suelo entre las piedras y las flores y las ramas, entre un montón de ruidos, y ahí se quedó, moqueando y con dos lágrimas que salían de sus grandes ojos.

Niña gigante cura a Monito con la ayuda de las Hadas de las Estaciones

-Ayyyyy, Niña gigante, Niña giganteeeeee -llamaba desconsolado Monito- veeeen Niña gigante, creo que me he roto algo porque me duele mucho mucho aquí -dijo Monito señalándose la pierna, donde se le podía ver un arañazo del que salían unas gotitas pequeñas de sangre- Ayyyyy Niña gigante, duele mucho, ayúdame por favor.

Niña gigante que en cuanto oyó el ruido de la caída de su amiguito dio media vuelta hacia él, estaba ya de cuclillas a su lado, mirando la cara de Monito con una sonrisa grandísima, porque había visto que Monito no se había roto nada, que sólo tenía un arañazo bien pequeño.

-Ven aquí Monito -trató de consolarle Niña gigante- ven aquí -y lo cogió entre sus brazos, casi acunándolo- te diré lo que voy a hacer, mira no te has roto la pierna, porque puedes moverla bien bien, seguro seguro, que hasta puedes saltar, pero sí que te has hecho sangre, así que lo que voy a hacer es curar bien esa herida, y nos ayudaran nuestras amigas las hadas ¿verdad?

-Verdad, verdad, verdad - contestaron al unísono las cuatro hadas.

-El hada de la Primavera y la del Verano irán a por flores rosas y amarillas, y el hada del Otoño y la del Invierno, traerán flores rojas y azules, luego, como me enseñaron mis padres cuando me hice una herida igual que tú, la curaremos con las flores ¿vale?

-Sí por favor Niña gigante, por favor -contestó Monito haciendo pucheros.

Al poco rato, las hadas estaban de vuelta y mientras ellas buscaban flores, Niña gigante cantando una canción, había limpiado con agua fresca y un paño, la herida de Monito, luego le había puesto un poco de mercromina y le había soplado un poco.

De esta manera, la niña gigante dando las gracias a las hadas por haber traído unas flores tan bonitas, empezó a quitar los pétalos y a rozar con ellos la herida de Monito, haciéndole cosquillas en la pierna, primero con pétalos rosas, luego con pétalos amarillos, luego con los rojos y finalmente con los azules.

Una vez que terminó, le preguntó a Monito: -¿Estás mejor?

Y Monito con los ojos muy abiertos contestó: -Muuuuuuucho mejor, muchísimo mejor, no sabía que las flores de colores podían curar tan bien tan bien, ya no me duele nada de nada rió y gritó de alegría mientras no paraba de dar botes alrededor de sus amiguitas.

Niña gigante no podía dejar de sonreír de felicidad al ver a Monito volver a saltar y reír y de darle abrazos y de decirle gracias gracias gracias entre salto y salto.

martes, 18 de junio de 2013

Despertar feliz

Monito y Niña gigante estaban merendando queso, cerezas y miel al lado de un gran árbol, estaban muy callados, más callados que de costumbre y era porque estaban muy concentrados pensando una solución a un problema que les había planteado su amiga la rana. 

Y es que rana tenía un humor terrible por las mañanas, se despertaba cansada y enfadada, no quería despertarse y cada mañana tenía que luchar un buen rato para poder ver el sol. Le pidió ayuda a sus amigos porque ella sabía que son muy buenos buscando soluciones. 

Los dos contagiaban sus sonrisas a todos los que se cruzaban en su camino... A todos, menos a uno, claro  .... al terrible Caragato que nunca nadie lo había visto sonreír ...... pero eso es otra historia.... 

La merienda seguía silenciosa hasta que un grito de Niña gigante sobresaltó a Monito que casi se tragó una cereza del susto !!!

- Monitoooooo !!! Ya se lo que tiene que hacer rana para despertarse feliz !!!! Gritó Niña gigante. Cuando yo era pequeñita.............porque yo tambien fui pequeñita............pero eso es otra historia ...

Niña Gigante le explica mientras meriendan, cómo hacer para despertarse feliz
Pues escucha, mi papá me dio la clave para despertarme siempre feliz.

Un día me desperte muy triste y cansada, mi papá, intentaba sin parar, arrancarme una sonrisa, pero no era nada fácil, tenía sueño, frío, cansancio y mis ojos se negaban a abrirse, por eso mi papá cogió una caja de pinturas, unos botes de purpurina y una gran cartulina, en ella empezamos a dibujar, todo, todo lo que más me gustaba; así dibujé, una caja de pasteles de colores, un perrito de melenas con un ojo negro, un columpio colgado de las nubes, unas olas en una playa, un arcoiris gigante, mi bicicleta con cesta y un montón de estrellas.

Cuando  estuvo acabado el dibujo lo pegamos justo al lado de la cama, para que cuando me despertase fuese lo primero que vieran mis ojos y por supuesto...........  funcionó.

La mañana siguiente me desperté más temprano que de costumbre, quería ver mi poster colgado, empezé a mirar cada dibujo y a imaginarme jugando en la playa, riendo en el columpio, bajando una cuesta muy grande en mi bicicleta y sin darme cuenta estaba sonriendo y féliz, con ganas de levantarme y correr a tomarme un gran desayuno, con ganas de ir al colegio y de comerme el recreo, con ganas de ver a mi perrito y de disfrutar el día !!!

Así es como mi papá me enseñó a despertarme féliz, pensando siempre en las cosas que más me gustan, eso es lo que le diremos a rana y así será féliz cada mañana.

-Niña gigante, por favor, dijo Monito, ¿me ayudaras a hacer mi dibujo de despertar?

-Claro que si Monito!! corre a buscar las ceras...

viernes, 31 de mayo de 2013

COMPARTIR

- Correeeee Monito, correeeeeeeeeee, ¡ que se nos escapa el tren !, gritaba Niña gigante mientras se subia a la escalerilla.

Monito se balanceó en una rama con un solo brazo, corrió por  el troco y se lanzó sin miedo a los brazos de Niña gigante

- ja ja ja ja, estas loco Monito, que alegría me da verte, por fin nos vamos de excursión.

Llevaban semanas planeando el viaje, querían salir de la selva y conocer las grandes praderas de hierba alta, donde vivían los  duendes de sombrero picudo.

Tenían una maleta preparada para el viaje, en ella iban sus cepillos de dientes, el camisón de Niña gigante, hojas de platanero para dormir Monito, también llevaban bocadillos, plátanos y frutas ricas.
Pero el viaje era muy muy largo, y les dió tiempo a jugar al pilla-pilla, a las adivinanzas, al palo o serpiente, a mejor-peor, al escondite y también durmieron una gran siesta. Cuando se despertaron corrieron a la ventanilla

-OHHHH, mira Monito !!!!  es el pais de la hierba alta, miraaaaaaaaaaa colinas y mas colinas de hierba verde como las ranas, verde como la menta, verde como ...............como..............como...........
-Como las acelgas que tanto odias, jajajajajaja, rió Monito !!

Se bajaron del tren, corrieron y rodaron por la hierba, reian y saltaban, Monito hacia volteretas y Niña gigante se tumbo mirando al cielo agitando brazos y piernas, de repente oyeron un grito:

-AY, AY, AY  me estas aplastando !!
Niña gigante se puso en pie de un salto, nerviosa y preocupada, miro al suelo y vio a un pequeño duende de sombrero picudo, con el ceño fruncido y el sombreo aplastado.

-Perdón, perdón, no te he visto entre la hierba alta. Dijo Niña gigante.

-Ya claro, gruño el duende, como si no supieras que en la hierba alta vivimos nosotros, los duendes de sombrero picudo, no te perdono !!, refunfuñó el duende.

Monito, que lo había visto todo, decidió acercarse a calmar al duende.

-Hola  amigo, dijo en tono jovial, ¿sabes que en esa maleta tenemos, frutas, golosinas y un rico, rico, rico tarro de miel?

El duende, al oír la palabra MIEL se quedo estupefacto, sus ojos se iluminaron y el cascabel de la punta de su sombrero picudo comendo a sonar y dar vueltas como loco.

De repente Monito y Niña gigante se vieron rodeados de duendes de sombrero picudo, saltando entre la hierba alta, y todos repetian como hipnotizados: -miel, miel, miel, miel.......

Monito y su Niña gigante vuelven a la selva dejando nuevos amigos, aunque siempre alguno refunfuñe y farfulle

Monito de un salto se sento encima de la maleta, quería proteger su preciada miel de aquel montón de duendes enloquecidos.

-Tranquilo Monito, le dijo Niña gigante con una sonrisa, tenemos mucha miel y estoy segura de que podemos compartirla con los duendes, jajajajajaja, creo que les gusta la miel tanto como a ti, jajajajaja,  rió Niña gigante.

- Compartir, ¡qué es compartir!, ¿PARA QUE SIRVE COMPARTIR?, preguntó Monito clavando sus grandes ojos marrones en los de Niña gigante.

-Compartir, querido Monito, vale para hacer amigos, es la mejor manera de ofrecer tu amistad, verás, te lo voy a demostrar.

Dicho esto Niña gigante repartió la miel entre los duendes, también le dió su parte a Monito, todos se rechupetearon los dedos y empezaron a reir y divertirse.

Pasaron la tarde jugando todos juntos, escondiendose entre la hierba alta, saltando de colina en colina y rodando por los prados.

Cuando llegó el tren que los llevaría de vuelta a la selva, todos sintieron pena por tener que separase, hasta que el duende de sombrero picudo aplastado, se subió a la maleta y gritó :

- Hemos pasado una tarde fantástica con nuestros amigos Monito y Niña gigante, dentro de unos días subiremos todos los duendes de sombrero picudo el tren e iremos a visitaros a la selva, decía el duende abriendo mucho las brazos como si de una obra de teatro se tratara.

-Pero no olvideis rellenar el bote de miel !!! jajajajajajaja................. rieron todos, mientras Monito y Niña gigante agitaban las manos desde la ventanilla del tren

- ¡¡ ADIOS AMIGOS !!



lunes, 20 de mayo de 2013

Una mentira siempre te lleva a otra mentira más gorda.

Monito nunca llega tarde a su cita con Niña gigante.

Aquella noche ya la estaba esperando, sentado en una piedra y jugando con una hormiga pequeña pequeña, cuando la vio aparecer con algo extraño en la cabeza. Parecía un sombrero, sí, sí, era un sombrero de copa alta, era un sombrero de mago, un sombrero de mago que hace magia y saca conejos de dentro, y flores de colores y conejos blancos de ojos alegres.

-¿Que estará tramando?- se preguntó.

También traía un palito en la mano, un palito de madera negra, fino y largo, un palito casi casi recto, menos por los lados por los que estaba torcido, y decia palabras difíciles en voz alta.

Monito, se escondió y la observó sin decir nada.

Niña gigante parecia divertirse, tocando los objetos con su varita mágica, y haciendo reverencias al público. De pronto dijo en voz alta:

- ARAPARUM, RAPATULITO!!!! que aparezca Monito.

Monito dió un salto y se puso delante de la niña, con los brazos en alto como un trapecista.

Niña gigante no podía creerlo, su cara se quedó congelada en una mueca de estupor, sorprendida y con los ojos muy abiertos muy abiertos, que parecía que se le iban a salir, aunque como sabemos todos, los ojos no se pueden salir porque están agarrados fuerte fuerte desde dentro con unos cables, bien sujetos, sí señor ¡su magia funcionaba! ¡hizo aparecer a Monito!

-¿Lo has visto Monito? te acabo de hacer aparecer, he dicho mis palabras mágicas, y movido mi varita mágica y de repente apareciste a mi lado, soy la mejor maga del mundo. Rió entusiasmada.

-Sí, niña gigante, ha sido increible, yo estaba en el río jugando con una hormiga pequeña pequeña, sentado en una piedra y de repente estoy aquí. Vaya susto se debió de pegar la hormiga -contestó divertido Monito.

Monito, que es muy juguetón, quiso gastarle una broma a su amiga. Se le ocurrió que entre los dos podían hacer magia de verdad, magia de la que hacen los magos de sombrero de copa y varita mágica, magia de color y de aplausos, y así se lo dijo a niña gigante:

-Niña gigante, niña gigante -exclamó feliz- he pensado, que ya que tienes tantos poderes mágicos, podías hacer una actuación para nuestros amigos del bosque.

Niña gigante lo miró entusiasmada con la idea, quería hacer un gran espectáculo, uno que los amigos del bosque, los pájaros, las hormigas y las ardillas, no olvidarán jamás. Niña gigante recordaba que hacía un tiempo había visto en televisión a un mago meter a su ayudante en una caja, después con unas espadas, había atravesado la caja, pero claro como era un mago y de los buenos, un mago de sombrero de copa y capa, el ayudante ya no estaba en la caja, y con una explosión apareció detrás del público metido en una jaula. Tal cual lo recordó, se lo fue contando a Monito, que a su vez se fue quedando cada vez mas serio y mas blanquito...

-Creo que me estoy mareando -dijo Monito- ¿cómo que una caja con espadas, Niña gigante? ¿de espadas de verdad?

Monito, no quería defraudar a su amiga, pero tampoco quería meterse en la caja, y mucho menos, quería que Niña gigante clavase espadas en la caja y lo ensartase como a una banderilla de aceitunas y gambas, en menudo lío se había metido.

Niña gigante mientras, seguía emocionada con la actuación y ensayaba nuevos trucos, porque estaba maravillada ante el descubrimiento de sus nuevos poderes de maga, y quería hacer el mejor espectáculo del bosque.

-ARAPARUM, RAPATUANA !!! que aparezca una rana.

Monito oyó esas palabras y corrió al río a buscar a su amiga la rana, así que la cogió con suavidad de la charca, y guiñándole un ojo, se acercó detrás de Niña gigante sin hacer ruido y puso la rana a su lado, de manera que Niña gigante, por supuesto, pensó que la había hecho aparecer de la nada. 

Niña gigante ensayaba trucos y más trucos, y Monito estaba cansadísimo de correr hacia atrás y hacia adelante, trayendo y llevando todo lo que se le ocurría hacer aparecer y desaparecer a su amiga, lo que le supuso un serio problema cuando quiso que apareciera de la nada un elefante bien grande. Monito tuvo que inventarse una pequeña mentira para contarle, le dijo que tal vez era aún muy joven para traer elefantes de la nada, y por supuesto, Niña gigante que siempre creía a su amiguito, asintió convencida de que tenía que ser así, porque Monito lo decía.

En una de estas, y viendo que niña gigante estaba distraída con otras cosas como saltar y bailar, Monito fue corriendo corriendo donde su amiga la rana, buscando desesperado su ayuda, porque sabía que tarde o temprano, Niña gigante querría probar el truco de la caja y las espadas:

-Tienes que ayudarme ranita, Niña gigante quiere meterme en una caja y cruzarla de espadas y es por mi culpa, la engañé, le quise gastar una broma, le dije que haríamos un gran espectáculo de magia para nuestros amigos del bosque y le hice creer que es una gran maga. Ahora piensa que lo es, y quiere meterme en una caja y, y... 

Monito cada vez más mareado y blanquito,  siguió diciendo a la rana: -Ayúdame por favor, tienes que ir a verla y decirle que tu eres Monito, que te ha convertido en rana y que la magia es muy peligrosa y no se puede jugar con ella -Monito estaba preocupadísimo y cada vez estaba liando mas las cosas- Este es mi plan, le diré a Niña gigante que repita el truco de la rana, que me gustó mucho, y le haremos creer que en un descuido, me ha convertido en rana, sí, sí, sí, eso haremos ¿qué te parece ranita, qué te parece, me ayudarás, sí, me ayudarás?

La rana, que aparte de ser de color verde, era muy sabia le dijo: 

-Croak, croak, haré lo que me pides Monito, pero quiero que sepas una cosa: nunca, nunca, nunca, nunca se arregla una mentira contando otra más gorda, y ¿sabes por qué?

-No - contestó Monito.

-Porque al final una vez que empiezas a mentir, nunca sabes cuando parar, y las mentiras, cada vez se van haciendo más grandes, y una vez que dices la primera mentira, las demás vienen seguidas, y al final de todas las mentiras, se hace daño a los amigos buenos.

Dicho esto, la rana se dispuso a poner en marcha el plan de Monito, y Monito salió corriendo donde estaba Niña gigante. Agitando los bracitos y llamando su atención le dijo alegre y casi cantando:

Niña gigante se dispone a volver a hacer el truco de la rana.

-Niña gigante, Niña gigante!!! he pensado que quiero que me repitas el truco de la rana, porque me ha parecido increíble, cómo apareció de la nada de detrás de ti, dando saltos entre la hierba y croando como croan las ranas -mientras, la rana esperaba escondida detrás de Niña gigante.

Niña gigante, que quería asombrar a su amigo, se puso muy seria muy seria, y se colocó el sombrero de copa bien tieso sobre la cabeza, agitó la varita mágica, y bien alto y los ojos cerrados dijo:

-ARAPARUM, RAPATUANA !!! que aparezca una rana.

En ese preciso instante, la ranita salió con un gran salto de detrás de la niña, apareciendo delante de sus ojos, y al mismo momento, Monito saltó alto muy alto hasta cogerse a la más alta de las ramas del árbol que tenía más cerca, y se escondió.

-Croak!!! -dijo la rana- croak croak!!! - repitió la rana.

Niña gigante estaba encantada porque su truco había funcionado y llamó: -Monito, Monito, ¿lo viste? ¿lo has visto? ¿eh? ¿lo viste? -pero no veía a Monito por ninguna parte, ni a la izquierda, ni a la derecha, parecía que hubiera desaparecido.

-Croak!!! -dijo la rana- croak soy yo, Monito!!! - repitió la rana -croak, Monito, Monito, crrroak, crrreo que algo ha salido al revés, porque de repente, crrrroak, me siento como una rana, y crrrroak, todo es muy grande, eres una Niña enoooooorrrrrrme, crrrroak.

Niña gigante no salia de su asombro ¿de verdad era Monito convertido en rana? ¿qué había podido pasar? ¿cómo había podido suceder? estaba segura de haber dicho las palabras correctas, justo como lo había hecho antes ¿podría ella deshacer el hechizo?. Niña gigante se echó entonces a llorar, porque no encontraba una solución, y Monito iba a ser siempre una rana ahora y tendría que llamarle Ranito. Realmente la magia era peligrosa cuando no se sabía usar, la diversión se había acabado y se prometió entre mocos y suspiros y sollozos, que nunca nunca nunca más utilizaría la magia, nunca más.

Monito, desde la copa del árbol, estaba triste por haberle mentido a su amiga, y por haberle hecho llorar de aquella manera, porque el sabía que la magia no era mala, ni los trucos, pero que las mentiras, como había dicho su amiga la rana, eran malas, muy malas; a medida que veía las lágrimas de Niña gigante, Monito también se echó a llorar como un Magdaleno.

Monito no aguantó más y saltó del árbol donde se había escondido y abrazó a Niña gigante, que no salía de su asombro por ver otra vez a Monito con ella. Este, le contó todo lo que había pasado, la broma, las mentiras, el truco de su amiga la ranita, el miedo que había pasado por el truco de la caja y las espadas, y lo arrepentido arrepentido que estaba por haber mentido a su amiga.

-No llores más Niña gigante - acertó a balbucear Monito- ha sido mi culpa, ha sido todo todo mi culpa, sólo quería gastarte una broma y no sé qué pasó... Te mentí porque estaba asustado, y la broma y las mentiras se hicieron más y más grandes, como una bola grande de nieve, y una mentira me ha llevado a otra más gorda, y a otra, hasta que al final, mira, he conseguido hacerte llorar y hemos acabado los dos llorando, rana me lo advirtió y no le hice caso.

-Tranquilo Monito -dijo Niña gigante- tranquilo, ya sé que no fue con mala intención, muchas veces hacemos cosas asustados, y sin pensar, no te preocupes -dijo haciéndole cosquillas detrás de la oreja.

Se abrazaron muy fuerte muy fuerte y decidieron no mentirse nunca más, pero nunca, nunca, nunca más.

A lo lejos se oyó una risa y un fuerte croooooak.



lunes, 13 de mayo de 2013

Quiero ser como tú

- ¡¡Monito, Monitooooooooo, ya llegué!!

- ¡¡Ven corre, he tenido una idea genial, más genial que el día que decidimos amaestrar lombrices para hacer un tunel que nos llevase al centro de la Tierra!!

Monito llegó corriendo sofocado y encantado de reunirse con su amiga, era un monito muy listo y conocía muy bien la selva, era hábil con las manos e ingenioso, por eso, era fundamental su ayuda en todas las locuras que a niña gigante se le ocurrían. Ninguna aventura podía ocurrir sin Monito.

-¡¡He pensado Monito, que me voy a convertir en una monita como tu, así me quedaré en la selva y estaremos siempre juntos!! dijo niña gigante con tanta ilusión y entusiasmo que Monito no tuvo más que decir.

-Has de enseñarme a saltar de árbol en árbol, a comer plátanos, beber en los arroyos y dormir colgada de una rama...

Enseguida empezo a saltar y brincar intentando alcanzar una liana larga que colgaba de un árbol que dormía cerca, porque todos sabemos que los árboles están dormidos la mayor parte del tiempo, menos cuando los mayores duermen.

Monito se moría de la risa, niña gigante era patilarga y demasiado torpe para imitarlo, claro.

Sin saber como la vio encaramada en una rama, pero ohhhhhhh no: -niña gigante ten cuidado esa ramita es muy delgadita y ¡¡¡¡¡¡¡¡ohhhhhhhhhhhh no!!!!!!!! se ha roto y niña gigante está en el suelo, rodando, con el pelo revuelto y el vestido sucio.

Monito corre a socorrerla entre asustado y divertido, pero cuando llega a su lado ve que está llorando.

Monito le dice a niña gigante que son un equipo genial
- Pero niña gigante no llores, ¿te has hecho daño?

- No, NO ME HE HECHO DAÑO, gritó entre sollozos, estaba muy enfadada. Nunca seré una monita, no me funcionan las piernas como a ti, no tengo una cola como la tuya para trepar a los arboles y además sniff, ¡¡¡odio los plátanos!!!

Monito, con buen juicio la consoló, se subió a su brazo y secando las lágrimas de niña gigante, le dijo:

-Tu y yo somos especiales, niña gigante, comooooo, a ver, comooooo los cocoteros y los cocos, nonononono, comooooo las flores y las abejas, nos necesitamos juntos pero cada uno es cada uno, las flores necesitan a las abejas para crecer en otros sitios y las abejas necesitan las flores para hacer miel y casas donde vivir, como un equipo, siempre estaremos juntos en nuestros sueños, yo no quiero que seas como yo, te quiero tal como eres, mi niña gigante, que cada noche viene conmigo a correr mil o dos mil aventuras.

Niña gigante dejó de llorar, abrazó fuerte a Monito y dándole un beso enorme le confesó:

- La verdad Monito, es que prefiero ser una niña, me gustan los vestidos de colores, las flores en Primavera y los pasteles de un millón de sabores. Me gusta ponerme mis botas de lluvia y saltar en los charcos, llenar la bañera de espuma y hacer pompas de jabón, me gusta acostarme en mi camita de soñar y venir a jugar contigo. 

- Creo que tienes razón, creo que seguiré siendo una niña, tu niña gigante. Pero aunque no vaya a ser una Monita, quiero aprender a trepar los árboles y saltar de rama en rama colgada de lianas, y dormir boca abajo, de una rama, quiero aprender todo, todo todo.

- Por supuesto niña gigante, te enseñaré a todo todo todo, a saltar de rama en rama, a brincar como las ranas, a correr agitando los brazos cuando venga el auténtico Caragato, todo todo.

Sonriendo fueron saltando y cantando, a buscar un arroyo bajo algún árbol alto, para beber agua fresca y cantar todavía mucho más fuerte.

sábado, 11 de mayo de 2013

No quiero seguir soñando

Monito y su niña gigante se encuentran de noche, cuando todo el mundo duerme, en sus sueños, para compartir aventuras y reirse un montón. Esa noche, niña gigante esperaba a monito cerca de un riachuelo, con los pies en el agua y chapoteando, así que cuando monito apareció en lo alto de la rama de un árbol, niña gigante, que lo vió llegar con el rabillo del ojo, le salpicó con agua fria del río.

Monito que es un friolero, pegó un grito de susto y saltó a la hierba tiritando, mientras goterones de agua le resbalaban por el pecho.

- Niña gigante!! me has mojado!!! -exclamó monito entre risas- me has asustado!! y mírame, además estoy mojado de arriba a abajo.
- Anda monito, no te quejes tanto -contestó niña gigante mirando divertida- además te hacía falta un buen remojón porque hoy llegas un poco tarde y estuve esperando buffffffff, un montón de tiempo.
- Nooooo, no llegué tarde, te lo estás inventando, hahahahaha -respondió monito, contagiando la risa a su niña gigante.
- Anda ven aquí monito, te voy a contar una decisión que he hecho hoy -se puso seria- Hoy he decidido, que no voy a soñar más, monito.
- ¿Cómo? -se entristeció monito con los ojos llorosos- ¿cómo que no vas a soñar más? pero si son los sueños donde nos vemos cada noche y jugamos, no puede ser, me estás gastando una broma.

La niña gigante seguía seria, muy seria y dijo:

- No, no, monito, no es broma. No voy a soñar más, porque ¿sabes qué pasa? que hoy me han dicho en casa que los sueños sólo sirven para ilusionarse, y que las ilusiones sólo sirven para entristecerse porque no se hacen realidad, eso me han dicho, y yo no quiero entristecerme, monito.

Monito se quedó pensativo, con los ojos aún llorosos y tristes, pensó y pensó y pensó mucho, hasta que pudo contestar a su niña gigante:

- Mira niña gigante -respondió con voz grave y entre suspiros- yo no sé si los sueños sirven para ilusionarse, yo no sé si las ilusiones sirven para entristecerse porque no se hacen realidad, pero te voy a decir lo que sé.
Monito le cuenta lo que para él son los sueños

Y esto es lo que le contó:

- Los sueños son viajes al espacio, y son carreras de sapos y paseos por pueblos donde vive el auténtico Caragato, los sueños vienen cada noche y me llevan contigo de aventuras por la selva, por el bosque, me llevan a volar por el cielo y bucear debajo del mar, los sueños que sueño, me llevan contigo, subido a tu brazo y a tus hombros, para contarte chistes al oído sin hacer demasiado ruido, para hacerte cosquillas en las rodillas, y reir y cantar y bailar de fiesta en fiesta. Los sueños que sueño son de verdad y no ilusiones, porque cuando me duermo, todas las aventuras pasan contigo, y niña gigante -siguió diciendo- yo no quiero perder mis sueños de aventuras con mi mejor mejor de las mejores la mejor amiga que tengo, porque eso sí me entristecería, y ya no tendría ganas de dormir más. 

Niña gigante escuchaba muy atenta, con los ojos bien abiertos, porque nunca había visto a monito con esa cara seria, con el ceño fruncido y pensando tanto, tanto, que hasta le salía humo de las orejas.

- Para mi, niña gigante, los sueños son tan verdad como cuando me despierto, por eso no me puedo entristecer, porque no me hago ilusiones, las aventuras en cada sueño, son aventuras de verdad, los sueños son, son, son, son... nubes de colores y caballos con alas, y flores con olor a caramelo, y arcoiris para comer.

Niña gigante esperó a que monito terminara, y sin saber muy bien qué contestar, y con una sonrisa bien grande en la cara, le miró y le cogió la manita, y le volvió a mirar y le dijo: - anda sube a mi brazo, vámonos a buscar un arcoiris para comer, y con un pedazo nos sentamos en unas nubes de colores a mirar las estrellas, porque ¿sabes qué te digo, monito? que los mayores muchas veces se complican la vida.

Y juntos se fueron saltando y cantando, riendo y soñando.

miércoles, 8 de mayo de 2013

La NO Fiesta

Niña gigante tiene un carácter alegre, no le cuesta sonreír e ilusionarse con una cometa, pero aquel día había sido muy largo. Y cuando Monito llegó haciendo cabriolas de rama en rama se encontró una cara triste y alargada.

- ¿¿Qué te pasa niña gigante?? 
Un suspiro profundo retumbo como en un túnel - ainssssssss, estoy tannnnnn aburrida !!! 

Monito no salía de su asombro, nunca la había visto así, primero se preocupó mucho y su cara se puso triste y larga. Pero enseguida sus ojos brillaron y con una sonrisa de medio lado le dijo a niña gigante: 

- Que pena!!! Precisamente hoy!!! Hoy que había organizado una merienda, con amigos, globos y regalos. Había pensado en organizar una carrera de sapos y también un concurso de magia y hacer una tarta gigante con forma de plátano!!! 

Monito le cuenta a su niña gigante la fiesta que tenía preparada
Niña gigante abrió sus ojos color caramelo, su imaginación ya corría como loca por la fiesta, con un sombrero de mago y el vestido lleno de tarta, con globos de colores y sapos saltando...... 
Miró a Monito para que la acompañara en su aventura, pero lo encontró muy serio, negando con la cabeza y con voz firme le dijo: 

- Que pena, porque al estar tannnnn aburrida, hoy será el día de la "NO FIESTA", nos quedaremos aquí sentados y aburridos, con caras tristes y largas...... 

Niña gigante y Monito se miraron divertidos, no había una fiesta, pero estaban juntos y cualquier juego sería mejor que celebrar el día de la "NO FIESTA".

jueves, 2 de mayo de 2013

El auténtico caragato


Monito vivía en la selva, niña gigante en una casa en la ciudad, vivian separados durante el día y por las noches mientras todos dormian su corazón compartido los unía en mil aventuras.
Niña gigante se acostó temprano, enseguida entró en un profundo sueño y Monito  llegó saltando de rama en rama, con su sonrisa enorme y su gran vitalidad.
Traía una noticia que contarle a su amiga:

- He oído que existe un pueblo muy muy muy bonito en medio de un camino secreto, un pueblo con casas hechas de barro y arcilla, con ventanas de muchos colores y olor a flores - dijo monito - ¿Qué te parece si vamos a visitarlo? Oí también, que alguien le dijo a otro alguien, que su primo lejano, pasó por allá y escuchó a escondidas una historia sobre alguien que vive allá.


Allí en aquel pueblo lejano vive un extraño ser, le llaman el Caragato, tiene unos ojos penetrantes y rasgados que producen escalofríos, tiene unos dientes blancos y puntiagudos que dan pavor y su voz es oscura y su risa fría como el hielo de la nevera.
Nadíe sabe donde vive y quien lo ha visto nunca mas ha podido dormir con la luz apagada.

Niña gigante abrio mucho sus ojos y exclamo:- ¡QUE MIEDO!

Monito la miró asombrado, no sabía lo que era el MIEDO, primero rió nervioso y enseguida suplicó:
-Cuéntamelo, cuéntamelo... dime lo que es el miedo

Niña gigante le explica a monito lo que es el miedo

Niña gigante le dijo, el miedo es lo peor, te paraliza, te hace gritar y llorar, es como una cucaracha con seis cabezas y mil patas. Monito escuachaba muy atento y poco a poco se enrollaba y apretaba al brazo de la niña gigante.

Niña gigante siguió explicandole, cada vez con la voz mas bajita y profunda, es como una pesadilla, cuando notas pasos por la noche y sabes que no hay nadie, cuando te da susto abrir los ojos y notas que una mano te agarra por la espalda.

Monito temblaba, tenia los ojos casi cerrados y se aferraba fuerte, niña gigante se dio cuenta que Monito ya lo había entendido, pero decidío darle un buen susto: - ¿qué es ese ruido ? ¿lo has oido Monito?, alguien viene.... ¿no lo oyes? noto su respiración..........siiiiiiiiiiiiiii, está ahi (gritó de repente) es el auténtico CARAGATOOOOOOO !!!!!!

Monito estaba muerto de miedo, ya no podia respirar, dió un salto acrobático y salió corriendo agitando sus bracitos sobre la cabeza.

JAJAJAJAJAJA niña gigante reía sin parar.

domingo, 28 de abril de 2013

Monito llevaba varios días saltando de árbol en árbol. No quedaban plátanos ricos que llevarse a la boca, y el pobre cada vez estaba más delgadito. Llevaba tiempo buscando amigos con los que jugar, plátanos que comer, pero es que el mal tiempo del Invierno, que fue largo, se los había llevado a todos mientras él dormía; así que una buena mañana, al despertar, se dio cuenta de que todo el mundo se había ido, y que encima, se habían llevado todos los plátanos de la selva.

Monito y niña gigante se conocen
La niña gigante salió un día de su casa buscando aventuras, pero no era una aventurera !!
Salió buscando el riesgo, pero no era valiente!!
Salió buscando respuestas, pero no sabía las preguntas!!
Salió sin mucha fortuna y se encontró con un tesoro!! 
Salió sola, muy sola y encontró a Monito!!
Monito y la niña gigante se miraron frente a frente, los grandes ojos marrones de Monito cautivaron a la niña gigante, en una sola mirada se vieron reflejados y sus corazones sintieron un calor tan intenso que los fundió en uno sólo. Al volver a su casa, la niña gigante se trajo su medio corazón partido y este no comenzó a latir hasta que se vio reflejada en los ojos de Monito.
Ya nunca más estaría sola. Monito estaba en su corazón.
Continuará ...